El embarazo

lunes, 28 de febrero de 2011

El principio del embarazo puede ser detectado de diferentes maneras, incluyendo varias pruebas de embarazo que detectan hormonas generadas por la placenta recién formada. Pruebas clínicas de orina y de sangre detectan el embarazo desde los 6 a 10 días después de la concepción. Las pruebas de embarazo caseras son pruebas de orina personales, que normalmente no pueden detectar un embarazo sino hasta 12-15 días después de la fecundación. Ambos tipos de prueba solamente pueden detectar si la mujer está o no embarazada, pero no la fecha de inicio del embarazo.

Tal vez el primer signo presuntivo del embarazo sea la amenorrea o ausencia del período menstrual. Debido a que puede ocurrir amenorrea por causas distintas a un embarazo, no siempre es tomada en cuenta, especialmente si la mujer no tiene ciclos regulares. Sin embargo, pueden presentarse varios signos más que, junto a la amenorrea sugieren un embarazo, como son: la hipersensibilidad en los pezones, mareos, vómitos matutinos, somnolencia, alteración en la percepción de olores, y deseos intensos de ciertos tipos de alimentos (antojos). Esto lo puedes notar a partir del segundo al tercer mes de la concepción.

Otro signo de sospecha del embarazo es el cansancio, caracterizada por astenia, debilidad y somnolencia. Aunque algunas mujeres sienten renovada energía, la mayoría confesarían sentir intensa fatiga. Algunas afirman quedarse dormidas a cualquier hora del día, a veces al poco de haber salido de la cama, y otras aseguran sentir tal somnolencia en la sobremesa. Otras sienten cansancio pronunciado al llegar la noche. Dicha fatiga es a menudo incontrolable y exige el sueño. Nunca se ha encontrado una explicación a este extraño deseo de dormir. Es un síntoma frecuente en los primeros meses del embarazo y se cree que es un efecto de la elevada producción de progesterona. Esta hormona es un sedante para los seres humanos, con fuertes efectos tranquilizantes e hipnóticos.[4] En las etapas posteriores se presenta otro tipo de fatiga debida simplemente a cansancio corporal, pero rara vez ocurre en el primer trimestre del embarazo.

Al cabo de dos semanas de ocurrida la fecundación se notará la ausencia de menstruación. El cese de la menstruación en una mujer sana en edad reproductiva y sexualmente activa, que hasta entonces ha tenido un ciclo menstrual regular y predecibles, es un signo muy sugestivo del embarazo. Es un signo sospechoso del embarazo denominado amenorrea y no es exclusivo de la gestación. Además del embarazo son causas de la amenorrea una enfermedad física, algunas de cierta gravedad—tumores del ovario, trastornos de la glándula tiroides y muchos otros—un choque muy fuerte, anorexia, el efecto de un viaje en avión, una operación, estrés o la ansiedad pueden retrasar la menstruación.
En ocasiones, después de la concepción, se observan uno o dos episodios de hemorragia uterina que simulan la menstruación y se confunden con ella. Es denominado signo de Long-Evans y es más frecuente en multíparas que en primigestas.

A continuación se detalla el cambios en la madre y en el bebé mes a mes:

PRIMER MES:
 
 Desde el primer mes de embarazo, gran parte de las futuras madres esperan ver los primeros cambios en vientre pero el útero todavía no ha aumentado de tamaño, aunque pueden sentirse algo hinchadas y con molestias y pinchazos similares a los que se producen en el periodo premenstrual.   El primer cambio físico apreciable es el aumento en la tensión, volumen y congestión de los pechos debido al incremento en los niveles de progesterona y estrógenos.  También se produce un aumento en las ganas de orinar debido al aumento del flujo de sangre, pasando por los riñones mayor cantidad de líquido.  En algunas mujeres se producen ligeros sangrados con una duración de un par de días, en estos casos, aunque generalmente no tiene repercusiones, es recomendable comunicárselo al ginecólogo.

SEGUNDO MES:

La tensión arterial se encuentra  algo baja y el volumen sanguíneo del organismo aumenta un 10%, notándose en gran medida en la zona genital, así la vulva y la vagina adquieren un color más oscuro y azulado. Los cambios en los pechos continúan, se hacen más grandes, pesados y sensibles. La areola mamaria se vuelve de un color más oscuro.  El útero aumenta de tamaño, pudiendo provocar molestias y sensación de pinchazos, aunque todavía no se perciben cambios en la zona del vientre. Sin embargo se puede notar el abdomen más ensanchado y los muslos ligeramente hinchados. En este mes pueden aparecer ardores, estreñimiento y calambres en las piernas.



TERCER MES:

 La tensión arterial se encuentra  algo baja y el volumen sanguíneo del organismo aumenta un 10%, notándose en gran medida en la zona genital, así la vulva y la vagina adquieren un color más oscuro y azulado. Los cambios en los pechos continúan, se hacen más grandes, pesados y sensibles. La areola mamaria se vuelve de un color más oscuro.  El útero aumenta de tamaño, pudiendo provocar molestias y sensación de pinchazos, aunque todavía no se perciben cambios en la zona del vientre. Sin embargo se puede notar el abdomen más ensanchado y los muslos ligeramente hinchados. En este mes pueden aparecer ardores, estreñimiento y calambres en las piernas.


CUARTO MES:

 Al final de este mes el útero sigue creciendo y ya se encuentra por debajo del ombligo. Esto provoca que aparezcan molestias a nivel abdominal, la compresión de los nervios de la piernas, produciendo con frecuencia calambres nocturnos y la compresión de la vejiga, aumentando la necesidad de orinar. A partir de este mes es probable que aparezcan los conocidos antojos, preferencias, en ocasiones extrañas a la hora de comer. Las probabilidades de aborto a partir de este mes se reducen en gran medida, la placenta completa su formación y algunas embarazadas pueden comenzar a notar los movimientos del feto.  Es momento más indicado para comenzar a hacer ejercicio como caminar, natación y el yoga. El aumento de peso hasta este mes es de unos 4 ó 5 kilogramos.






Los tobillos y muñecas pueden hincharse, generalmente al final del día y si se está mucho de tiempo de pie. Esto se debe a la compresión de las venas por el útero que dificultan el retorno venoso y los cambios hormonales, favoreciendo la aparición de varices  El útero sigue su crecimiento y ya se encuentra a la altura del ombligo. A partir de la semana 20 crecerá alrededor de 1 cm cada día. Este crecimiento favorece la aparición de estrías por el estiramiento de la piel. En este mes ya es normal notar los movimientos fetales, que serán más evidentes durante la noche mientras se está acostada. Al término de estas semanas el aumento normal de peso se estima en 5 ó 6 kilogramos.      




SEXTO MES: 


El útero se encuentra por encima del ombligo, lo que provoca molestias a nivel costal y púbico. Este crecimiento del útero ejerce presión sobre distintas partes del organismos, como en el estómago produciendo ardores y reflujo en los intestinos produciendo gases, flatulencias y estreñimiento y sobre la vejiga produciendo una aumento en la necesidad de orinar y las infecciones. A medida que el útero crece, también lo hace el volumen de la barriga provocando que la piel se estire lo que favorece la aparición de estrías, molestias y picores en la zona. Se produce una sensación de torpeza debido a que el tamaño de la barriga comienza a desplazar el centro de gravedad del cuerpo hacia delante. Para compensar este cambio, se produce una mayor curvatura de la espalda denominada hiperlordosis lumbar. Al final de este mes la ganancia de peso es de entre 5 y 7 kilogramos.





SÉPTIMO MES:


El útero ya se encuentra a unos 10 centímetros por encima del ombligo. La presión del útero sobre la región púbica favorece la aparición de varices vulvares. El aumento de peso normal es de unos 9-10 kilogramos, por lo que es bastante normal el hinchazón leve de los tobillos al final del día por la alteración del retorno venoso.La mujer embarazada puede sufrir una ligera caída del cabello, que se recupera tras el parto, y aumento de vello en zonas como la cara, brazos, piernas, espalda y encima del pubis. Así como notar que las uñas crece con mayor rapidez y más quebradizas. Las estrías pueden aparecer con mayor claridad, sobretodo en la zona abdominal, caderas y pechos. Es el momento ideal para comenzar las clases de preparación al parto.





OCTAVO MES:


La presión generada por el útero sobre las venas pélvicas, junto al aumento de los niveles de hormonas sexuales provoca la aparición de varices de distinto calibre y coloración en las piernas.La presión a nivel pélvico aumenta debido a que el feto comienza a encajarse en el canal de parto, que puede producir calambres y molestias en la vagina, que se inflama y aumenta de tamaño. Además se producirá un aumento en la cantidad de secreción vaginal espesa y de coloración blanquecina.Durante el transcurso del octavo mes, el útero puede comenzar a ponerse duro con frecuencia, provocando que la barriga adquiera una forma irregular. Se trata de las contracciones de Braxton-Hicks.    

Contracciones de Braxton-Hicks:
Son contracciones esporádicas, no regulares, de baja intensidad y sin dolor. Se trata de una especie de entrenamiento del útero para el trabajo de parto.


 NOVENO MES:

Debido al encajamiento del feto en el canal del parto (entre los huesos pélvicos), la barriga se nota en una posición más baja y el dolor costal pasa a ser púbico. La sensación de cansancio y pesadez es cada vez mayor  El útero alcanza los 40 centímetros y se sitúa a la altura del esternón.  El peso total ganado a lo largo del embarazo es de entre 11 y 15 kilogramos.

Aquí teneis algunos libros por si quereis más información en el noveno mes de embarazo:
 
  Nacer en casa. Cómo prepararse para un parto natural en casa o en un centro especializado.
Kitzinger S. 
Publicado por RBA integral, 2002.
   
  Childbirth education and Birth Plans
Bailey JM, Crane P, Nugent CE.
Obstet Gynecol Clin N Am 2008; 35:497-509.
   
  Prevención de la infección perinatal por estreptococo del grupo B. Recomendaciones españolas revisadas. 
Rev Esp Quimioterap 2003;16(3):335-342.
Disponible en: http://www.sego.es/Content/pdf/EGB_2003.pdf

   
Gestación, parto y lactancia. Imágenes con historia. 2007
De la Fuente P.
Editado por: YOU & US, S.A
   
Effect of food intake during labour on obstetric ourcome: randomized controlled trial.
O´Sullivan G, Liu B, Hart D, Seed P, Shennan A. BMJ 2009;338:b732.
     

Consejos y curiosidades en el noveno mes de embarazo:

¿Cómo son las contracciones de parto?, ¿Qué pasa si rompo la bolsa?, ¿Cuándo voy al hospital?
 
Sobre todo las madres primerizas pueden tener muchas dudas sobre cómo actuar y cuándo acudir al hospital, por miedo a acudir antes de tiempo o hacerlo demasiado tarde. Para que estés bien informada y conozcas las normas de actuación propias de tu centro lo mejor es que acudas a las clases de preparación al parto. En general, debes acudir al hospital siempre que tengas contracciones de parto, rompas la bolsa o presentes un sangrado excesivo:
 
•  Las contracciones de parto son aquellas que aparecen de forma regular cada 5 minutos y son percibidas como dolorosas. Si llevas con estas contracciones de forma mantenida durante más de 30 minutos, debes acudir a urgencias
   
•  También debes acudir si rompes la bolsa. La rotura de bolsa se percibe como la salida manifiesta de líquido caliente y acuoso, casi transparente, en abundante cantidad (que te "empapa") a través de la vagina. Fíjate a qué hora ha sido y acude a urgencias. Si el color es verdoso (meconio) no pierdas tiempo en llegar. Es frecuente confundir las abundantes secreciones vaginales lechosas y líquidas que se producen al final del embarazo con la rotura de bolsa. También lo es confundirse con la expulsión del tapón mucoso que, como su propio nombre indica, es espeso.
   
•  Si presentas un sangrado abundante, debes darte prisa. En muchas ocasiones la expulsión del tapón mucoso se acompaña de un sangrado escaso, que no debe asustarte
   
Una de las quejas que es más frecuente escuchar entre las mujeres que acuden con contracciones a urgencias es que, tras valorarlas, no las dejaron ingresadas. La fase latente del parto puede prolongarse durante muchas horas y hasta que no se alcanzan los 2-3 centímetros de dilatación con el cuello borrado y contracciones regulares no se está de parto. Tu tocólogo está muy acostumbrado a valorar estas situaciones y si no te ingresa es porque no considera que reúnas las condiciones para ello. De hecho, se sabe que pasar demasiado pronto a una dilatación incita a precipitar las actuaciones, aumentar el riesgo de fiebre intraparto y facilitar la "distocia" o transcurso anormal del parto. Esto incrementa las posibilidades de complicaciones, cesáreas y partos instrumentales. Si estás con contracciones y te han dicho que todavía no estás de parto, es bueno que camines para favorecer las contracciones y sobrellevar el dolor que producen. También te aliviará llegar a casa y darte un baño o una ducha de agua caliente mientras superas este "periodo latente".

 
Si ya tienes una cesárea
 
Te preguntarás si puedes y/o debes optar a un parto vaginal. La respuesta es que sí, siempre y cuando se compruebe que no se repite la indicación de la cesárea anterior o acontezca una nueva indicación de cesárea. Si en tu embarazo anterior te hicieron una cesárea y te pones de parto, las posibilidades de dar a luz por vía vaginal son tan altas como del 60-80%, dependiendo de la causa de la cesárea anterior. Si la cesárea previa fue, por ejemplo, por una presentación podálica (de nalgas), la probabilidad de éxito es semejante a la de una primigesta. Incluso en caso de que tu anterior cesárea fuese por desproporción entre la cabeza del niño y tu pelvis, tienes más de un 50% de posibilidades de parto por vía vaginal.
 
En el parto vaginal tras cesárea previa se asumen una serie de riesgos, infrecuentes pero potencialmente graves, que debes conocer con anterioridad. El principal riesgo es el de rotura uterina, que acontece en 1 de cada 200-300 casos en los que existe una cicatriz de cesárea previa. La rotura uterina puede constituir una seria amenaza para la vida del niño, por lo que los partos en mujeres con cesárea anterior son vigilados de forma todavía más estrecha y estricta para anticipar este hecho. En caso de que ocurra una rotura uterina, en la mayoría de los casos se detecta a tiempo y es posible realizar una cesárea de urgencia que permita el nacimiento de un niño sano.
 
Por todo ello, el parto vaginal en cesárea anterior se permite e incluso se propugna en nuestro medio, aunque debe ser atendido con mucha precaución y de forma muy estrecha desde el primer momento en que aparecen contracciones de parto.
 
     
  El riesgo de rotura uterina se eleva en el caso de que existan 2 cesáreas anteriores y por ello pocos centros en nuestro país permiten el parto vaginal en estos casos.  
     

 
¿Recojo sangre del cordón?
 
En el momento actual son muchas las parejas que están recogiendo la sangre del cordón umbilical (SCU) de sus hijos para donación o para uso privado (autólogo). Si es para donación debes saber que el centro donde te asistan el parto tiene que estar acreditado y que tienen un protocolo estricto para recoger solamente aquellas SCU más cualificadas, por lo que no te extrañe que aún queriendo donarla no te la recojan por alguna circunstancia que impida que sea excelente. Deberás firmar un consentimiento tras una adecuada información y no presentar ningún criterio de exclusión de los reflejados en el Plan Nacional de SCU. En España está permitida la donación dirigida para un hermano que la necesite. En este sentido se puede programar un embarazo para que al nacimiento se pueda recoger la SCU del recién nacido y donarla al hermano enfermo.   
  
 
  Posturas durante el parto:  
 
 
     
  La posición más habitual que se utiliza actualmente para asistir el parto en el periodo expulsivo es la conocida como "posición de semi-Fowler", en la cual la parturienta es encuentra sobre la cama "boca arriba", con la cabecera elevada unos 45 grados, las caderas separadas y las piernas elevadas y flexionadas unos 90 grados. Se trata de una posición cómoda para atender el parto y una de las más sencillas de obtener cuando la anestesia epidural impide el movimiento adecuado de los miembros inferiores. Sin embargo, esta postura es muy criticada por muchos colectivos de matronas y defensores del parto natural puesto que existen otras posturas más adecuadas para soportar el dolor y para favorecer el descenso de la cabeza fetal. Cada vez son más los hospitales que adaptan sus camas de parto para que la mujer pueda elegir la posición que prefiera, ya sea de cuclillas, a cuatro patas, semi-incorporada o sentada para dar a luz. Pero por muy actual que parezca, todas estas posturas ya han sido ensayadas a lo largo de la historia, y la variedad de posiciones para el parto según las diferentes épocas y culturas es casi ilimitada.

En culturas primitivas, sobre todo en tribus africanas y entre los indios Kiowa, las mujeres parían de pie, apoyadas en alguna persona o sobre un bastón. Esta postura se basa en la creencia de que el peso del feto facilita su descenso a favor de la gravedad.
La posición sentada fue la más frecuente en Europa hasta el siglo XVIII. Todavía se conservan en museos las sillas diseñadas a tal efecto. En la actualidad es una de las posturas reivindicadas por los defensores del parto natural.

La variedad de parto en cuclillas era muy habitual en la cultura maya y fue transmitida a la cultura mejicana. Otras culturas antiguas africanas y asiáticas también la adoptaron. A día de hoy es una de las posturas más reivindicadas porque se ha demostrado que favorece la eficacia de los pujos y a algunas mujeres les alivia el dolor. Tiene el inconveniente de que para el asistente al parto es muy difícil controlar la salida de la cabeza, con lo que se pueden producir desgarros si no se tiene suficiente experiencia.